MARICONES
Entré por la puerta alegre
de seguir vivo y ver a mi amiga una vez más
comentarios y risas, me sentí en familia
como siempre me pasa, en aquella casa
y su compañero maricón decidió no hablar
¡Dios Santo! Por vez primera,
quié le habrá picado, si de normal no calla ni espera
El caso es que hablé y bromeé
les hice a los dos reír, como me gusta hacer
y el maricón se sorprendió,
tanto que me espetó:
“¿desde cuándo eres tan maricón?
te habrá afectado el tinte en la cabeza”
y yo por acortar, le dije
que es que tengo mis días
me vio lúcido, creo que se refería
y si le hubiese contestado bien
le hubiera dicho que han sido años lo que me ha costado
tintarme la cabeza
atreverme a abrir puertas
y hablar así, sin vergüenza
sin ayuda de una loquera
definitivamente, me siento más yo
como si me hubieran dado permiso
para hacer un inciso:
me ha costado seguir vivo, ¡me merezco un respiro!
pero como soy ambicioso, aspiraré
todo el aire que lleva una bolsa de patatas;
el día que pierda el miedo
a ser una mamarracha
lo seré todos los días
encima, desde que conocí a Fran Lebowitz
perdí el miedo a reconocer
que odio trabajar
por tanto, es cuestión de tiempo
que una mente y cuerpo
¡me convertiré en un torbellino neoyorquino!
DUCHA
Qué fuerte me siento, qué ganas de marcha
movimiento en la ducha, Nathy Peluso escucha
esta pobre aburrida, que sueña con ser divertida
‘solo cantas bien en la ducha’, se dice a sí misma
‘bueno, pues que traigan aquí a los críticos’, opina
‘también a los tíos, que les gustará mi cuerpo mojado’
tan sexy me siento
tan creativo y agradecido al cielo
que me cuesta creer que hace un rato
actuara como en un entierro
‘¿son normales estos cambios?’
igual sí
o igual soy bipolar como mi padre…
Lo pienso y parece como una clave
que da sentido a grandes partes
pero posiblemente no lo sea
me imagino cosas, me cobijo en ellas
hasta que ni yo mismo, sé diferenciar
qué es piel y qué es franela
porque lo voy buscando
voy sabiendo que si tuviera una condición
el mundo tendría que disculparme
porque escapa a mi voluntad
y si no la tengo, es que soy solo un vago
otro alucinado, que no vale
ni pa’ pelar ajos
yo sí valgo
pero solo a ratos