«Carta a Momo»

 A veces no sé si pasarte algunas cosas, porque no sé si te van a interesar o si realmente te aportan algo, a lo mejor simplemente soy yo siendo egoísta y queriendo que otra persona sienta lo mismo que yo por algo cuando no tiene por qué hacerlo. Pero me apetecía mandarte esto, junto con este pequeño texto porque verdaderamente no sé por qué me impacta tanto, pero necesito incluso escribirlo para calmarme un poco. 

Llevo unas semanas obsesionado con la muerte. No sé muy bien por qué, pero sí sospecho que hay ciertas cosas que me han podido inducir a ello. Es simplemente la ansiedad del día a día, solo que, en mi caso, al tener que estar muy “al día” de noticias y periódicos por mi trabajo, estoy muy expuesto a toda clase de noticias horribles. No sé si porque es lo que hay, o en parte porque a los medios les gusta el sensacionalismo, todos los días va a haber algo nuevo acerca de tal persona famosa que tiene cáncer, o que muere por cualquier cosa. Hace poco le pasó a SOPHIE, así de pronto, pero en general siempre hay gente muriendo en los titulares. También las redes sociales, y dado que a la gente cada vez más le da por compartir cuando tiene cáncer o cosas así… Supongo que todo eso, y no sé si también agravado por la puta pandemia, pues me genera una ansiedad que no sé, es nueva. Nunca me ha dado miedo la muerte, y en realidad, sigue sin dármelo. Es otra cosa la que me da miedo. La vida no vivida. 

 Esta noche, pensando en qué película ver, me he topado con una de Satoshi Kon, en Filmin. No tenía ni idea de quién era, luego he visto que es el que dirigió Perfect Blue. El caso es que yo no es que sienta ningún tipo de cercanía hacia este hombre, evidentemente. Pero como me encanta buscar biografías y leer las páginas de Wikipedia de la gente, pues mirando info sobre la película, me topé con que este director murió a los 46 años por un cáncer, en 2010. Tenía un blog, y antes de morir, escribió una nota, que he encontrado traducida en el link que te he enviado. 

El caso es que resume bien un sentimiento que es el que he tenido desde hace un tiempo, y que me aterra hasta el punto de casi hacerme llorar de solo pensarlo, porque es como una bola enorme de emoción. Me dan pena los artistas que mueren antes de haber desarrollado toda su obra. Satoshi, al parecer, estaba trabajando en una nueva película que al final, claro, no ha visto la luz. Como he dicho antes, Satoshi no es que sea especial para mí, si de él solo había visto Perfect Blue. 

El caso es que a mí la muerte no me da miedo, pero de alguna manera, me aterra pensar en la cantidad de gente que se ha ido antes de tiempo, o bien porque aún tenían cosas que decir, o bien porque eran tan jóvenes que uno nunca sabe lo que una persona puede hacer en el fututo, cosas que pueden ayudar en general al mundo, y que ya nunca ocurrirán. 

 Me dan miedo los acontecimientos que no se han llegado a producir, las personas que no se han llegado a conocer, los sitios que no se han podido ver, y las palabras que nunca se dijeron. Lo de Satoshi es solo un ejemplo, ¿cuántas obras de arte no se han producido porque a sus creadores se les acabó el tiempo?

En realidad, escribo esto también porque todo este concepto me genera tanto revuelo por dentro que igual sería un buen comienzo para intentar escribir una novela o algo… Ya sabes que siempre estoy con ideas, aunque luego, jaja. 

Pero igualmente, me apetecía compartirlo porque, no sé. Me hace pensar en las personas que han muerto muy pronto, en la enorme cantidad de enfermedades en el mundo por las que muere la gente todos los días, en accidentes, en personas que se suicidan… Porque toda vida que no se ha exprimido al máximo, seguirá guardando algo de jugo del que nadie sabrá nada jamás. La magnitud de esos sentimientos potenciales, que podrían ser sentidos por mucha gente pero que ya no lo serán, causados por películas, canciones o novelas nunca escritas porque sus autores fallecieron. Y también los momentos de risas, amistad, y felicidad, que hay gente que no vivirá porque tal vez perdió la esperanza en algún momento, y decidió quitarse la oportunidad de experimentarlo, aunque no supieran cuando. 

Es como… las cosas buenas que muchas personas podrían haber hecho, los viajes y las conversaciones que nunca tendrán lugar. La emoción, llanto o euforia que alguien podría sentir al ver una película, y que ya no experimentarán porque no podrán ver más películas. Es la absoluta enormidad e infinitud de posibilidades perdidas, que me deja absolutamente paralizado. Me hace sentir una sensación de impotencia, como de alguien que descubre algo muy importante pero que no podrá contárselo a otro. Como de una persona que alcanza una iluminación pero no puede comunicarla. Es una cosa rara. 

Y he leído la carta que escribió Satoshi, y me emociona la expresión con la que la acabó, que he comprendido solo porque el autor del blog la ha traducido: 

“The last sentence, his farewell, in Japanese is お先に (o-saki ni). This is something people say when they are leaving a place before other people – if you’re going home from the office while people are still working for instance, you might say o-saki ni shitsurei shimasu (excuse me for leaving before you). So, he is essentially saying to the reader, «I have to go now, I’m leaving this world before you.» 

En fin, no sé qué pensarás tú. Simplemente quería compartirlo. Supongo que también el haber visto ese sentimiento que tenía yo reflejado en un contexto japonés, teniendo la fascinación que ya sabes que tengo, en ciertos aspectos, por el país, pues habrá influido jaja. 

Supongo que no se puede hacer otra cosa que vivir hasta que el mundo lo permita. Y si se decide que uno debe marcharse, pues no hay más que hacer, no se puede cambiar. Pero mientras uno sigue aquí, no puede hacer otra cosa que vivir, e incluso, no estaría mal conocer qué cosas, qué logros o qué objetivos quisieron cumplir otros y no pudieron, e intentar terminar esas obras por ellos. Realmente, todo esto es algo universal, tan antiguo como la vida misma. Es como si estuviera descubriendo ahora el mundo. Y simplemente, es lo que hay. Pero da tanta impotencia… Es como pensar, si quieres otro ejemplo, en la bomba atómica. ¿Qué pasó con todos aquellos niños a los que se les quitó la oportunidad de crecer y de ver el mundo? Por eso tu obacha es tan especial, claro. Como tú misma dices, una flor que ha podido crecer. Y cada año, una nueva flor… 

Deberíamos, cada uno, y en la medida de lo posible, plantar tantas flores como semillas le den a uno. No creo que haya más que hacer en la vida. 

Un beso 🙂 

Un comentario

  1. Wonderfull!!!
    Y, triste, como la vida misma, en tiempos del covid.
    Ya nada volverà a ser lo mismo.
    Sigue escribiendo lo que sientes, vas por muy buen camino.
    Me encanta leerte!!
    Bsss

    Me gusta

Deja un comentario